Seamos sinceras, en la vida nos encontramos constantemente con cosas que no queremos hacer. Las responsabilidades se acumulan sin ningún tipo de piedad y a menudo acabamos ahogándonos entre tareas tan sencillas como escribir un email. Estos asuntos pendientes que acabamos dejando de lado nos encierran en un círculo vicioso del que cada día es más difícil escapar. La solución para romper la maldición del “no hagas hoy lo que puedes dejar para mañana” es más sencilla de lo que piensas. Se trata de la regla de los tres segundos.
CAMBIA TU VIDA EN TRES SEGUNDOS
Hace unos años descubrí este principio gracias a un joven marroquí que conocí durante mi viaje en solitario por el este de Asia. El primer y último día que pasamos juntos me habló de la regla de los tres segundos y como se la aplicaba diligentemente cada día. Me explicó que el motivo por el que atrasamos cualquier acción que se salga de nuestra zona de confort es porque pensamos demasiado. Sea algo nuevo que te da miedo o simplemente una tarea que no quieres hacer, el único motivo por el que no la haces es porque te permites no hacerla. “Nos resulta demasiado fácil excusarnos a nosotros mismos” me dijo con un acento inglés muy marcado.
Había leído en un libro recientemente que hacer algo es tan fácil como hacerlo. ¿Suena evidente verdad? ¿Entonces por qué nos cuesta tanto cumplir día a día con nuestras responsabilidades? Nos puede más la gratificación inmediata que el sentido del deber. Y no es nuestra culpa, en cierto modo los humanos hemos sido diseñados para actuar de ese modo. Pero cambiarlo es tan sencillo como decirte: voy a hacerlo y lo voy a hacer ahora. 3, 2, 1… y te tiras a la piscina.
La regla de los tres segundos es tan fácil como eso, y créeme, funciona. Se trata de simplificar tu vida y descargar peso mental. Elimina la elección de la ecuación y el resultado sale a tu favor. Al día siguiente de descubrir la regla de los tres segundos me la apliqué por primera vez. Me aterrorizan las alturas, pero tenía muchas ganas de ver las vistas desde la noria de Osaka. De no haber hablado con aquel chico seguramente nunca me habría subido. Pero recordando sus palabras caminé hasta la noria, me compré el ticket y sin pensármelo dos veces conté hasta tres y me subí. Aún recuerdo las mariposas en el estómago al ver la ciudad rendirse bajo mis pies.
TOMA LAS RIENDAS
A menudo cometemos el error de creer que no tenemos el poder de cambiar nuestro modo de actuar. Nos dejamos llevar por el tiempo sin tomar el control de nuestra vida, como si se tratara de una película y nosotros fuéramos sus personajes. Nos observamos casi en tercera persona, y una y otra vez dejamos que nos pille el toro. Pero créeme, no tiene que ser así.
Haz que este año nuevo traiga consigo 365 oportunidades para contar hasta tres y saltar. Toma responsabilidad de tu día a día. Elige disfrutar de los pequeños detalles, elige decir que sí en vez de no, pero por encima de todo, elígete a ti misma. Un año es mucho tiempo. Tiene días de sobra para ganar, y también días para perder. Nunca olvides que tu vida puede cambiar por completo con tan solo una decisión, y que la única persona creando tu camino eres tú al caminar.
Hace poco más de un año Dimoana era solo un sueño, sin embargo, hoy con docenas de prendas vendidas, es una realidad. Sabemos que no es fácil dar el primer paso, ni el segundo, ni el tercero. Sabemos que con toda la rabia del mundo muchos días tropezaremos con la misma piedra y caeremos. Pero también sabemos que los sueños están para perseguirlos, y para hacernos la vida más bonita. Cuídate mucho, y nunca te olvides de hacerte feliz cada día. Los pequeños pasos de hoy serán los pilares de mañana. Solo tú tienes el poder de construir una vida que valga la pena vivir. Hazlo a tu manera, pero hazlo. En uno, dos y ¡tres!
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