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LAVA TU ROPA SIN MANCHAR EL ECOSISTEMA

¿ES SOSTENIBLE TU RUTINA

DE LAVADO DE ROPA?



¿Cuántas veces lavas tu ropa a la semana? ¿Te has preguntado si es una tarea realmente sostenible? La respuesta, por si dudabas, es: No, no lo es. Pero no te preocupes, aún hay solución para que comiences a hacer tus coladas eco-friendly y de paso te ahorres un poco de dinero en la factura de la luz.


Los pequeños gestos son fundamentales para hacer que tu colada sea sostenible: Empieza por reducir la cantidad de lavados. No es necesario que laves tu ropa después de ponértela una sola vez si no está sucia. Esto, además de disminuir la cantidad de energía y agua que gastas a diario, también hará que tus prendas duren mucho más y evitará que contribuyas a la moda rápida comprando más a menudo prendas de mala calidad. Para evitarlo, puedes destinar algunas prendas cómodas para estar por casa y así ahorrarte que otras prendas se ensucien.


Guardar bien la ropa que no vas a usar durante el invierno o el verano como los abrigos o los bañadores también es muy importante. Guardarla en cajas o en fundas para evitar que el polvo que acumulen las ensucie. Otros hábitos son doblar bien la ropa, percharla o airearla si no la hemos llevado puesta mucho tiempo para que recupere el olor a limpio.


No es más limpio quien más lava,

sino quien menos ensucia


Aunque a veces, por mucho que nos esforcemos, es inevitable ensuciar las prendas. Cuando lavamos y secamos la ropa empleamos el 80% de la energía que se consume en todo el ciclo de vida de la prenda. Además, los residuos que se generan con cada lavado tampoco deben pasarse por alto. Los jabones y los suavizantes, en muchas ocasiones terminan llegando a los mares y ríos provocando grandes daños en el ecosistema. Para evitar esto, te damos unos cuantos consejos que te salvarán.





Utiliza suavizantes ecológicos formados a base de elementos biodegradables y naturales que evitarán dañar tu ropa y el medio ambiente. Para las manchas difíciles, en las que solemos incidir más, te recomendamos que las laves lo antes posible para evitar frotar de más la prenda y dañar su tejido, así como para contenerte al echar más producto del necesario. Al estar lavando con productos ecológicos, además, evitamos posibles alergias o reacciones de la piel.






En invierno es más complicado, pero tiende tu ropa siempre que sea posible al aire libre. ¡Olvídate de las secadoras! Solo te harán gastar energía. El aire es la mejor opción para que tu ropa quede totalmente seca y fresca y evitará dañar las prendas. Si en los días lluviosos no puedes hacerlo, tiende dentro de casa.






Un ciclo de lavado a 90ºC puede gastar hasta cuatro veces más energía que uno a 40ºC. Pocas manchas necesitan una temperatura tan alta. Lo habitual es que 30ºC sean suficientes, al menos para ropa de adultos, aunque nunca menos porque el lavado no sería óptimo. Es suficiente con fijar 60ºC para la ropa más sucia y además minimizar alergias o enfermedades infecciosas. Si vivimos en una zona con agua muy dura, de vez en cuando podemos poner en la lavadora un litro de vinagre blanco y poner un programa corto a 60ºC.


Tejidos como el algodón o la lana tienen un cuidado especial, pues a temperaturas altas pueden encogerse. La seda, por su parte, hay que lavarla siempre en frío. También hay que estar alerta con los programas de lavado rápido, pues a veces pueden aumentar su temperatura y conseguir un efecto contrario al que buscamos.





– Unos filtros sucios con cal pueden aumentar el consumo de energía hasta un 20% durante el lavado, mantenlos siempre limpios.

– Muchas lavadoras al acabar el programa no se apagan sino que se quedan en modo stand by, con lo cual siguen consumiendo electricidad hasta el próximo lavado. Conviene apagar la lavadora manualmente, y aún mejor si la desenchufamos: incluso apagada consume, aunque muy poco.

– Si tenemos que hacer varias coladas en un día, mejor hacerlas seguidas. Así aprovechamos el calor que la lavadora mantiene dentro y calentar el agua del siguiente ciclo requerirá menos energía.

– Las evidencias de efectos trágicos del cambio climático se suceden de forma acelerada. Contratando la electricidad a una comercializadora que garantice un origen renovable de la electricidad ahorramos muchos gases de efecto invernadero a la atmósfera, al lavar la ropa y en todo nuestro quehacer cotidiano.


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